“El milagro del amor llega a nosotros en presencia del momento ininterrumpido”. Byron Katie

El amor es el adhesivo que une a toda la creación. Cuando nuestros corazones están abiertos y estamos presentes en la vida, comoquiera que ésta se presente, hay armonía y un sentido de bienestar que va más allá de las circunstancias del momento. Al descansar en el espacio abierto del corazón, tocamos realmente el profundo pozo de recursos infinitos, verdadero poder, paz, y de una alegría que no conoce opuestos.

El amor al que me refiero no es el amor romántico, ni siquiera un amor personal. Estoy hablando de un amor que es indefinible; un amor que todos hemos experimentado alguna vez en nuestras vidas. La mente racional no lo entiende. Es el amor que solo se conoce a sí mismo. Está infinitamente conectado con el gran misterio que compartimos. Es el amor que siempre busca el mayor bien para todos y ser una presencia beneficiosa. Todos tenemos acceso total a esta increíble fuerza de sanación cuando aprendemos a conectarnos con el corazón.

El HeartMath Institute es una organización que ha hecho muchas investigaciones sobre la inteligencia del corazón y la conexión mente-corazón. A través de sus estudios han notado que cuando las personas experimentan sentimientos sinceros y positivos, el ritmo del corazón se vuelve más coherente y el flujo del corazón al cerebro puede modificar funciones corticales e influenciar su desempeño. También están encontrando un aumento de actividad mental y conciencia intuitiva.

Cuando estoy estresada, ansiosa o sin armonía encuentro muy conveniente llevar mi atención al corazón y simplemente notar sus latidos, mientras también me hago consciente de cada inhalación y exhalación. Esta sencilla práctica puede ser milagrosa. Nos saca de la mente pensante y nos lleva al espacio del corazón. Aquí encuentro paz a pesar de lo que diga mi mente. Aquí empiezo a darme cuenta que tengo opciones. Puedo ver los pensamientos que me causan estrés y puedo escoger enfocarme en pensamientos que afirman la vida.

Algo de lo que podemos estar seguros es que en el mundo del tiempo y espacio hay una constante y ésa es el cambio. Cuando logramos hacer amistad con esta verdad conseguimos relajarnos en el sentido más profundo de nuestro ser, que no está condicionado por las circunstancias externas. En su lugar, podemos descubrir los recursos ilimitados que están siempre disponibles en nuestro mundo interior. Allí logramos encontrar la paz, sin importar las sorpresas que nos traiga la vida.

A medida que me relajo en el momento presente y abro mi corazón, me doy cuenta que me inclino más a la vida. Encuentro muchas posibilidades. Mientras más relajada estoy, más claridad veo. Descubro una mayor confianza en que las cosas, de alguna manera, van a salir bien, incluso si no son de la forma en que yo pienso que deben ser.

Los milagros se viven siempre en el momento presente. En el ahora es cuando tocamos la infinita sabiduría del corazón. Es en el presente cuando podemos estar totalmente disponibles al milagro que tenemos frente a nuestros ojos.

Cuando estamos presos en nuestra mente pensante, la mayoría de las veces estamos reciclando nuestros pensamientos y continuamos trayendo el dolor del ayer al ahora, cuando lo imaginamos en el futuro. Esto es insensato. Pero hay una forma de escapar; una mejor manera de experimentar nuestra vida. No necesitamos ser víctimas de nuestras experiencias pasadas, ni de las historias que nos contamos a nosotros mismos. Es tiempo de parar esa locura y dedicarnos a encontrar nuestro poder interior. Abre el corazón y deja que el amor te indique el camino a seguir.

El amor siempre está presente y disponible en el ahora. El amor está presente aun en los momentos más difíciles. El milagro del amor no es algo a lo que debemos aspirar llegar algún día. Está más cerca de ti que tu propio aliento. Todo lo que tenemos que hacer es relajarnos, abrir el corazón, respirar y sonreír un poco.

PRACTICA:

Empieza a descubrir la infinita inteligencia del corazón. En cuanto te levantes, toma conciencia de cómo te sientes, sin calificarlo ni tratar de cambiar nada. Entonces toma varias respiraciones profundas.

Después, lleva toda tu atención al espacio de tu corazón. Respira y relájate. Simplemente descansa en tu corazón. Quédate algunos minutos en ese espacio. Gradualmente, aumenta el tiempo en que te quedas allí.

Durante el día toma momentos de “Corazón Milagroso” para relajarte en tu corazón. Esta sencilla práctica se puede hacer en cualquier parte, hasta en medio de una junta. Simplemente, lleva toda tu atención al corazón y respira. Descansa por unos segundos. Con la práctica encontramos mayor estabilidad y un sentido de armonía que penetra todas nuestras experiencias.